Introducción



 Omar Rojas

Su interés por el arte comenzó desde su temprana participación en festivales en la primaria.
Cien por ciento colimense, músico, bailarín, representante de Los Soneritos, fotógrafo, profesor de arte y cultura en nivel preescolar y primaria, toca alrededor de veinte instrumentos: Omar Rojas proviene de una familia queretana que siempre ha estado involucrada en aspectos artísticos: danzantes de la Sierra  Gorda,  músicos de sones huastecos. Sin duda “lo traía en la sangre, en el corazón” – afirma.
A los catorce años ganó el segundo lugar en composición con la canción “Lindo Tecomán”, continuó bailando y haciendo música, siempre con el deseo de aprender más: clara prueba está en que los instrumentos que sabe tocar los aprendió por sí solo, afirmando que es “fácil agarrar cualquier instrumento” teniendo la información sobre tonos, acordes y acercándose a personas mayores que pudieran instruirlo.

Al salir del bachillerato comienzan las cuestiones sobre a qué se va a dedicar, qué es lo que quiere aprender y qué es lo que quiere hacer con su vida. Sin más, cumple su anhelo y empieza como estudiante de la Licenciatura en Danza y como bailarín del Ballet de la Universidad de Colima con una travesía diferente a la que él había experimentado, ser autodidacta, sin pertenecer a un grupo, sin técnicas.
Dejó la música un tiempo para dedicarse por completo al ballet de la universidad. Comenzaron las giras y en uno de sus viajes tiene su primer acercamiento al son jarocho, cuando tiene la oportunidad de charlar con un productor importante de un grupo tradicional del sur de Veracruz.
Al regresar de la gira, forma un grupo con compañeros llamado “La Leva” el cual perdura tres años. En 2005 le piden participar en un encuentro de niños soneros, y tras la propuesta nacen Los Soneritos en el mes de octubre del mismo año.
Con la corta edad de seis años, los integrantes de Los Soneritos, ensayaron día y noche durante tres semanas; de inmediato hicieron su primer presentación en San Andrés Tuxtla, Veracruz apoyados por parte de la Difusión Cultural de la Universidad de Colima.
Este fue el comienzo. Fue gratificante la experiencia debido al reconocimiento del talento, a la gente le había gustado: “regresamos bien contentos a seguir con más presentaciones” – agrega.
Con ocho años de trayectoria, a pesar de los obstáculos que han tenido que afrontar para llegar al éxito, la falta de confianza por parte del público que al principio era evidente, el grupo sigue vigente ahora conformado por niños y jóvenes (de nueve a veintidós años); su propósito sigue siendo firme: difundir la música y lograr que la gente revalore los sones de su país.
Omar Rojas se considera una persona independiente y multifacética, su compromiso con los niños va más allá de la música, su interés es el desarrollo integral de estos mismos como personas más que como artistas.
Trabajan actualmente para la Universidad de Colima, ayuntamientos, secretaría de cultura, pero siguen siendo independientes.

Cómo entra la fotografía en la vida de Omar Rojas:
Fue en el bachillerato (técnico en comunicación) que asistía a clases de fotografía y le gustaba. Aunque tiene poco tiempo que comenzó a dedicarse más profesionalmente. Es algo que le apasiona.
El inicio fue cuando con una pequeña cámara fotográfica se hizo un proyecto llamado “Son en la cumbre” (youtube.com/soncumbre) el cual consistía en un vídeo donde se podía ver a Omar Rojas y sus compañeros subiendo montaña, llegando a la cumbre, descansando y después tocando alguna canción, música tradicional. La popularidad de estos vídeos fue incrementando recibiendo comentarios positivos por público no solo nacional, sino extranjero.
Y así fue que comenzó con la fotografía. Al poco tiempo el interés por la composición, diseño y escenografía fueron incrementando. Ha optado por dedicarse a la fotografía documental, social y cultural pues su agrado por las tradiciones y fiestas patronales.


Instrumento más difícil de aprender: El arpa, el violín.
Interesante reconocer lo autodidacta que ha sido Omar Rojas, puesto que aquellos instrumentos que sabe tocar los ha aprendido por él mismo. Y esta ha sido una de las características que ha querido trasmitir a sus alumnos: “Aunque pueda enseñarle a mis alumnos tengo la necesidad de hacerlos trabajar. Y no solo soy yo su maestro, tengo compañeros que colaboran conmigo. Recientemente añadimos clases de solfeo también. Tenemos maestro de guapanguera, guitarrón, violín huasteco, de danzas...”
La clave, comenta “es hacer equipo, tenemos que reconocer que a veces aunque tú puedas hacerlo o lo sabes, hay otra gente que puede apoyar de otra manera y podemos hacer un trabajo en conjunto muy padre que enriquece también a ellos… Trabajar con otra gente, de otra manera, que no se acostumbren a solo hacerlo de una manera para ellos es muy gratificante”
La idea es “valorar, pues no cualquiera lo puede hacer, es algo que nos ha ayudado mucho porque aquí en Colima hay casi nada de grupos así: que cree y que tenga un estilo propio, que tengamos nuestra manera de interpretarlo como nosotros queremos o como nosotros somos, aparte de mostrar lo tradicional también crear y a lo que ya hay, darle nuestra propia visión.”



Redacción: María Fernanda

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